La ley canónica ordinariamente requiere que los católicos Romanos bautizados sean casados por la iglesia ante un sacerdote o un diacono. Al menos que hayan recibido una “dispensación de forma canónica,” los católicos quienes intercambian promesas en presencia de ministros de otras tradiciones religiosas u oficiales civiles no son considerados válidamente casados ante los ojos de la Iglesia Católica. Independientemente de lo que haya pasado, la Iglesia Católica les invita que traigan a su matrimonio un nuevo significado, abrazando la vocación del matrimonio y dedicando a la misión de su familia a compartir el amor de Dios. En la mayoría de los casos, la preparación para la convalidación es muy similar al proceso de preparación matrimonial. Leer mas…