El tema que voy a exponer está relacionado con la utilización de alternativas artificiales para espaciar los nacimientos. Lo que voy a comentar aquí no tiene la finalidad de señalar ni de juzgar a nadie. Lo único que deseo es compartir con ustedes mi experiencia a lo largo de 12 años en el manejo de estos métodos artificiales de planificación familiar.

Cuando un estudiante, acabado el bachillerato, entra ilusionado en la Facultad de Medicina, donde no sólo va a recibir una formación como médico, sino como hombre, la primera enseñanza que recibe es la de que antes que nada, lo primero que tiene que hacer si quiere ser médico es la de “no hacer daño”, y estas palabras las asume interiormente pues es lo más razonable. Después, conforme el estudiante continúa la carrera, durante seis o siete años para recibir el título de Médico General, y durante 4 años más si desea hacerse especialista en gineco-obstetricia, durante todo este tiempo es bombardeado continuamente con información sobre métodos contraceptivos, la píldora, los dispositivos, los condones, los preservativos, las jaleas, los óvulos y la ligadura de trompas (salpingoclasia). Conforme a lo que se le dice, piensa que todos estos métodos son cosas hermosas, que no hacen daño, que son reversibles y que una vez retiradas, las mujeres recobran su fertilidad.

En resumen, poco a poco, lenta, y progresivamente, el estudiante va adoptando una mentalidad contraceptiva. Y en este aspecto la Universidad Nacional Autónoma de México no se diferencia mucho de las otras facultades de medicina. De esta forma, cuando le dan a uno sus papelotes (su título universitario) y todos los documentos que avalan que está preparado para aliviar el dolor del pueblo, tiene ya una mentalidad fuertemente contraceptiva.

La puesta en práctica de la mentalidad contraceptiva Acabados mis estudios se me nombró para trabajar en el principal puerto de Guaymas, Sonora, en una gran clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social que atiende a muchísimos pacientes. Me dieron mi recetario, mi bloc de incapacidades, y se me dijo: “Lo más importante que vamos a hacer aquí es trabajar en planificación familiar. Tú ya sabes, somos muchos, la población crece de forma incontrolada…” No hacía falta que me lo dijesen, pues yo estaba entonces verdaderamente convencido de que ésta era una de las soluciones, si no la mejor, para ayudar a esas familias sin trabajo, a esas familias humildes, a esa clase trabajadora cada vez más dañada por los impactos económicos, sociales y políticos… Yo estaba ya convencido de que la contracepción y la esterilización eran la única forma de lograr que aquellas familias fueran felices. De esta forma empecé a trabajar, dando pastillas, colocando dispositivos, ligando trompas, incluso proporcionando estos “servicios” a la mujer que no me lo pedía. No había creo, alguien más rápido para sacar el “revólver” que yo.

Los sábados y los domingos hacíamos guardias extras y trabajábamos todo el equipo. Teníamos dos quirófanos bien montados, teníamos dos anestesiólogos, y les pedía que me fueran pasando a las señoras de tres en tres. No es difícil hacerlo, sobre todo si uno no se da cuenta realmente del daño que hace y tiene una venda en los ojos. Mientras le hacían a una la anestesia regional, a otra la intervenía, y al mismo tiempo nos estaban preparando a otra paciente. De tres en tres, hasta que lográbamos que nos dijeran donde se esterilizaba la ropa y el instrumental quirúrgico: “Dígale al Dr. Yeomans que se pare porque ya no hay ropa”, y se acababa el trabajo. No se cuántas mujeres ligaría, creo que muchas.

Así continué desde 1981 a 1988, hasta que un amigo médico me dijo: “Creo que no estás haciendo el bien, creo que deberías corregir el rumbo”. A lo que yo le contesté: “Estás loco, ésta es la única solución, hay que hacerlo de esta forma pues la gente no toma conciencia, no se da cuenta de su situación [los mismos ‘slogans’ que siempre ustedes habrán oído); como no está preparada para la democracia, necesita que se le impongan las cosas”. Y me dijo; “Mira, no me digas más. Aquí están los argumentos, en estos documentos, tú dices ser católico y creo que estás cayendo en serias incongruencias. Vamos a hacer una cosa, ¿qué te parece? Me están invitando a la Ciudad de México al Primer Congreso Internacional Provida y me gustaría que me acompañaras”. “Vamos pues”, –dije yo, pensando que me vendría muy bien pasearme de nuevo por la Ciudad de México, pasármelo bien, recordar con gusto esas añoranzas de estudiante y llamar por teléfono a mis antiguos compañeros. Y para mi sorpresa en ese Congreso Internacional hubo una ponencia del Dr. Carlos Fernández del Castillo, un gineco-obstetra muy reconocido, no solamente en México sino también en el extranjero. Este doctor es director o jefe del Departamento de Biología y Reproducción en el Hospital de Nutrición en la Ciudad de México, una auténtica eminencia. Cada una de sus palabras realmente impactaron todo mi ser; hablaba abiertamente del tema y con una claridad de ideas que realmente me impresionaron. Y no sé me olvida la frase que dijo: “Primero yo antes de ser médico, soy católico, y soy un ginecólogo católico, jamás he utilizado patillas, ni…” Toda una explicación sumamente clara, convincente, pero la soberbia, el egoísmo en que yo vivía, la forma de justificarme y de interpretar mi conciencia en beneficio propio, todo ello impidió que yo cambiase y así me regresé a mi tierra. Pero me llevé conmigo una audiocinta, lo único que allí compré. Y gracias a ello comencé a escuchar de nuevo la charla, y comenzó a formar mi conciencia. En esa cinta se mencionaban todos los argumentos irrefutables y hermosos que están inscritos en esa Encíclica del mártir de la Humanae Vitae, Pablo VI, y comencé a revisar y documentarme más, y me di cuenta de que realmente no me habían enseñado todo en la facultad; me di cuenta de que cuando hablaban de las alternativas naturales, solamente me decían lo de siempre: “No son efectivas, no son buenas, nadie las sigue. No seas tonto, mira la eficacia de las pastillas…” Hasta que llegó un día en el que me dije: “Bien, voy a tratar el tema con la pareja que me pida consejo sobre los métodos de planificación familiar, sobre las alternativas que existen; voy a explicarles todo absolutamente, lo artificial y también lo natural”. Así que me puse a hablar sobre el método de ovulación de Billings. Pero les decía a las parejas: “Ustedes deciden, piénsenlo bien, analícenlo con detenimiento, y después me dicen lo que han decidido, y la decisión que ustedes tomen es la que yo seguiré”. Como Pilatos me lavaba las manos. Pero mi conciencia no me dejaba, ya me había agarrado, y me zarandeaba hacia todos los lados y me impedía dormir.

Hasta que hablé con mi esposa Rosa Elba, que es médico también, y ella me dijo: “Tenemos que hacer lo que la conciencia nos dicte, tenemos que hacer lo que el corazón nos está manifestando… Tenemos también que ir a los documentos de nuestra Iglesia, si es que de verdad nos consideramos católicos…” De forma inesperada, estaba ella proporcionándome los instrumentos necesarios para acabar de formar una recta conciencia.

Así continué inquieto hasta que un día ya no pude más y cuando llegó otra pareja, le dije a la mujer: “Perdóname, discúlpame, pero yo no te puedo dar ni una tableta más, ni un dispositivo, ni te puedo ligar, porque lo primero que debo hacer es no hacerte daño. Si tienes tiempo puedes quedarte y te explico las alternativas naturales para espaciar los nacimientos, que es lo único que te puede garantizar la unión de tu familia”. Y así fue como desde ese día descansó mi espíritu, descansó mi conciencia, y desde entonces me encuentro trabajando en favor de la vida, me encuentro trabajando como instructor del método natural Billings, y ¡ojalá!, Dios me preste vida para poder compensar en algo, el daño que yo hice a tantas mujeres mexicanas. Hacia dónde se dirige la campaña contraceptiva La contracepción es el paso previo para que se acepte el aborto. En México así está sucediendo y en otros países también. Primero aparece esa publicidad generalizada, ese apoyo económico tremendo para hacer llegar todos estos instrumentos nocivos a la comunidad. Después, solita, la mentalidad se transforma, y se acepta el aborto propuesto también por los patrocinadores de estas campañas.

Han intentado hacerlo al revés y no funciona. Por eso ellos proponen el “paquete completo”: primero educación sexual, o mejor dicho, instrucción genital a escondidas de que se enteren los padres; después píldoras anticonceptivas en cuanto una niña pueda pasar una tableta; después ligaduras de trompas (salpingoclasias)… y así solito viene el aborto. Hace dos años se aprobó la despenalización del aborto en el Estado de Chiapas, única y exclusivamente por presión de un pequeño grupo de feministas en ese Estado. Y tenían que haber visto el alboroto que se levantó. Gracias a esa respuesta de la familia católica mexicana, se echó para atrás esta ley, y aunque no la pueden borrar, ahí la tienen congelada. Probablemente se intentó la despenalización en este Estado para comprobar cómo respondía el pueblo. Creo que pueden quitarnos todo, nos podrán destruir la economía, nos podrán oprimir con una mala administración, pero ¡cuidado con tocar a la familia en sus valores esenciales¡, pues no sabemos cómo responderemos. En este caso respondimos y lo hicimos muy bien, echaron para atrás la ley. No pasaron dos años y nuevamente ya están esos diputados federales intentando llevar al Senado la discusión de la despenalización del aborto en México. Pasaré ahora a comentar de forma resumida cómo actúan estos contraceptivos y cuales son las principales complicaciones que acarrean. Problemas que acarrea la píldora contraceptiva La tableta anticonceptiva es una sustancia química, un esteroide, no es muy distinta de los otros esteroides que toman en la actualidad algunos pseudo-deportistas para aumentar su masa muscular y su potencia. Se trata de sustancias que entran por el tubo digestivo, se distribuyen por la vía sanguínea a todo el organismo y tienen efectos directos desde los cabellos hasta las uñas de los pies, y esto está publicado con todo lujo de detalles en la literatura médica, sobre todo en un compendio que anualmente publica la Editorial Salvat para los trabajos de Ginecología y Obstetricia. En este compendio hay un importante capítulo dedicado a los anticonceptivos, y ahí podemos nosotros a la luz de la medicina, de la ciencia y de la tecnología, darnos cuenta verdaderamente de cómo funcionan. Tienen efectos no sólo sobre el aparato genital, produciendo alteraciones en la cantidad de menstruación o del sangrado, sino en todo el organismo. No sólo producen dolor de cabeza o nauseas en la paciente, cambios de carácter o del temperamento de la mujer, sino que causan serios problemas que van desde la esterilidad temporal o permanente hasta lesiones de tipo cancerígeno, como el cáncer cérvicouterino o de cuello de la matriz, que es quizás una de las patologías o enfermedades que mata más mujeres en el mundo. La píldora contraceptiva es un auténtico auxiliar del cáncer. Además la píldora ocasiona otros problemas, como la alteración del metabolismo de los azúcares con efectos diabetogénicos, es decir, favorecedor de la diabetes. También es causa de inflamaciones o tumores en el hígado. Altera los mecanismos de coagulación, favoreciéndola y pudiendo producir embolias y trombosis pulmonares. Tiene efectos también sobre el corazón, sobre las células que dan el color a la piel (los melanoblastos), causando melanomas; y un sin fin de problemas que no hay tiempo para enumerar. También es cierto que no todas las mujeres que la toman van a tener estos efectos secundarios, puesto que cada individuo tiene una respuesta distinta. Pero como les digo yo a los médicos, aunque fuese el 1 o el 0.1% (ojalá que no vaya a suceder en tu esposa, ni en tu madre, ni en tu hermana) habría que impedir que dañe. No obstante, como es en los demás, no les importa. Es exactamente igual que jugar con una pistola, ponerle un bala y jugar a la ruleta rusa dándole vueltas al cargador; a lo mejor pasan veinte años y nunca te toca el disparo. Son seres humanos los que trata el médico, y éste no debe de proporcionar ese tipo de instrumento para el aniquilamiento del paciente. El médico está para salvaguardar la salud. Además, la fertilidad no es una enfermedad. La fertilidad es quizá uno de los signos más manifiestos de la buena salud de la persona. La mujer no viene enferma, sino con un estado perfecto de salud, viene diciéndonos que ovula cada mes, que están funcionando sus ovarios, ¿cómo le vamos a dar una sustancia para frenar su funcionamiento? ¿Cómo actúa la píldora? La píldora contraceptiva impide que el ovario madure y suelte el óvulo necesario para que haya fecundación. Este es un mecanismo que podemos clasificar como esterilizante. La píldora, además, actúa sobre las glándulas del cuello uterino, las que producen el moco cervical, haciendo que éste sea más espeso, más trabeculado, dificultando así el paso de los espermatozoides. Este sería un mecanismo realmente anticonceptivo. También actúa modificando o adelgazando, digámoslo así, la capa interna del útero (el endometrio). Imagínense un aguacate partido por la mitad y al que le quitan el hueso; esa cascarita viene siendo el endometrio, el lecho de glándulas, de vasos sanguíneos y de tejido de sostén para poder alimentar hasta el nacimiento a ese ser humano que ha venido a implantarse en él. Al comenzar a usarse la píldora se daba en dosis más altas y los efectos muy frecuentes y molestos, producía náuseas, vómitos, mareos, nerviosismo o cansancio. Entonces, ante la amenaza de que dejasen de usarlas, los investigadores de los laboratorios farmacéuticos empezaron a bajar la dosis hasta que no causase esos efectos. Y así apareció la minipíldora o la píldora en microdosis. Y en torno a ella apareció toda una publicidad engañosa, perfectamente elaborada, bellísima, donde aparecen mujeres sumamente hermosas tomándola en medio de la naturaleza. Pues bien, curiosamente, al disminuir la dosis del esteroide, su acción sobre el ovario para impedirle ovular ya no era tan efectiva. Entonces la mujer que toma la tableta contraceptiva a veces ovula, y ese moco a veces no es tan espeso, sino fluido como la clara de huevo, y por lo tanto, no evita el paso de los espermatozoides. Entonces puede ocurrir la concepción en la trompa, y ese ser humano que viaja hasta el útero para tratar de implantarse, se encuentra con un endometrio no preparado, pues ha sido alterado por la acción de la píldora. De esa forma no encuentra un sitio adecuado y es abortado. Según los expertos, estos abortos ocurren hasta en dos ciclos a lo largo de un año de una usuaria constante de la píldora contraceptiva.

Dispositivo intrauterino (DIU) o T de cobre Consiste en un aparato de plástico duro en forma de T. Existen en otras muchas formas distintas pero el dispositivo en forma en T es el más comúnmente usado, el que ha dado, según los laboratorios, mejores resultados. Trae enrollado un monofilamento de cobre en todo el brazo vertical y dos anillos, de cobre también, en el brazo horizontal. Al final del brazo vertical cuelgan unos hilos de plástico, que son los que se ven por fuera del útero en la vagina, al explorar a la paciente; estos hilos sirven para saber si el dispositivo ésta en su sitio o no. El DIU presenta riesgos ya desde el momento de su colocación, incluso en manos expertas. Se coloca mediante un método que los médicos llamamos ciego, pues el médico se guía por el tacto y su experiencia. Tiene que palpar el cuello del útero, comprobar la posición del útero, hacer una pequeña dilatación en el cuello y colocar el dispositivo dentro de la cavidad uterina. Esto puede causa dolor, aunque no se anestesia a la paciente; y pueden ocurrir perforaciones o sangrados profundos. El efecto abortivo del DIU Aquí no hay muchas dudas. No es un anticonceptivo como dicen, o lo es, pero parcialmente. Es sobre todo abortivo. ¿Qué es lo que sucede? Los que están a favor de la contracepción alegan que la T de cobre es un anticonceptivo pues mata los espermatozoides y evita así la unión de ese espermatozoide con el óvulo. Esto lo hacen para no tener que decir que es un abortivo y que la paciente lo rechace. Pero lo que en realidad ocurre es que en cada eyaculación hay alrededor de 300 millones de espermatozoides y de ellos el 80% son móviles y viables. Quizás algunos queden atrapados en esa reacción inflamatoria que provoca la T de cobre, al actuar como cuerpo extraño y al desencadenar gradientes eléctricos con las células de la capa interna del útero. Esta inflamación provoca una desepitelización, una destrucción de ese endometrio y quizás algunos espermatozoides queden atrapados. Pero todos sabemos que sólo se necesita uno para fecundar, y ese uno casi siempre pasa, y se une en la trompa con el óvulo que lo estaba esperando; de esa forma es concebido un nuevo ser humano, ese bebé en miniatura que por la trompa viaja hasta el útero y que quiere implantarse en el endometrio, pero encuentra que su casa o su nido está destruido, no puede sobrevivir y es abortado. Es por ello que el DIU es principalmente un abortivo. Es decir, que provoca microabortos, pero abortos en definitiva. Da lo mismo el tamaño que tenga, es una persona humana. Y las personas humanas no se definen por el tamaño. Hay tamaños para todos los gustos, pues los grandes quieren ser chaparritos, los chaparritos quieren ser grandes. Napoleón decía que la estatura se mide de la cabeza hacia arriba. Lo importante es que es un ser humano con toda su individualidad; es un niño que busca un sitio para poder alimentarse y crecer y tiene todo el derecho a que le dejen vivir. Hay casos en los que a pesar del DIU, el bebito concebido logra implantarse en el endometrio y desarrollarse. Ello es debido a que ha logrado encontrar una zona del endometrio más o menos normal. Es como cuando un pasto, en el que está todo seco y la tiera dura, pero por ahí hay una islita más o menos húmeda y blanda, donde la semillita se aferra y se desarrolla. En estos casos los niños a veces nacen con el dispositivo en la mano, como diciéndoles a sus papás y al médico: “Miren, aunque no quieran, aquí estoy”. Yo quisiera ver a esos padres cuando ese niño o niña crezca y le pregunte por qué tiene la mano malformada, por qué traía aquello en la mano. Yo creo que difícilmente le van a poder contestar. Esa es la realidad del dispositivo. Vasectomía y ligadura de trompas Se trata de dos métodos que buscan la esterilización irreversible del hombre y de la mujer. La vasectomía es la oclusión en el varón de los conductos deferentes que transportan los espermatozoides desde la salida del testículo hasta la próstata y la uretra. La ligadura de trompas o salpingoclasia es la destrucción de las trompas de Falopio, es decir, de los conductos por donde pasan los espermatozoides y el óvulo para encontrarse. Estas son las únicas dos intervenciones quirúrgicas que se hacen en pacientes sanos, lo cual es una incongruencia. En las escuelas de medicina enseñan que sólo se debe intervenir quirúrgicamente a pacientes, es decir, a enfermos, personas que tienen una enfermedad: un absceso, una apendicitis, un empiema, un sangrado de tubo digestivo, un tumor en el hígado… Hay que extirpar un mal y para eso se somete a ciertos riesgos al paciente. Son los mismos pacientes los que siempre preguntan: “Dr., ¿existe riesgo?” Claro que existe riesgo, en todas las intervenciones quirúrgicas existe riesgo. La ligadura de trompas requiere una anestesia como cualquier otra cirugía, y se trata de una cirugía mayor, porque la cirugía mayor no se mide por el tamaño de la incisión o del corte sino por la penetración. Se abre la piel, se atraviesa el panículo adiposo, la aponeurosis, el músculo, el peritoneo y se entra a la cavidad abdominal. Se toman las trompas, se sacan, se seccionan y se ligan. Puede haber hemorragias, puede haber infecciones, y lo más importante, esa mujer quizás en el momento en que tomó su decisión, por las circunstancias, respondió que sí lo aceptaba; pero la vida sigue, y de ningún hijo los padres son dueños. Entonces pasa el tiempo, y esa mujer empieza a tener serios problemas psicológicos –eso es lo que estamos viendo los médicos–, y acuden a los consultorios desesperadas porque la situación cambió, y su esposo y sus demás hijos piden un hermano y ella no puede traerlo. O enviudó y volvió a contraer nupcias y quiere tener más hijos. Para esto, en contrapartida, la ciencia y la tecnología han creado otra especialidad: la de especialistas en biología de la reproducción y en recanalización tubárica. Tras estudiar el estado del aparato genital de la paciente con diversas pruebas, se interviene a la paciente. Se trata de una intervención quirúrgica carísima, de muchas horas, en la que el cirujano utiliza una lente de gran aumento, pues tiene que tratar de unir de nuevo esas trompas, si es que algo quedó de las trompas, para lograr que quede embarazada. Muchas de esas mujeres tienen embarazos fuera del útero, en las trompas, lo cual es muy peligroso.

Conclusión

Me gustaría hacer un llamamiento a los esposos o a los que vayan a ser esposos: son responsables del cuidado de su esposa, y ustedes en el momento de casarse prometieron defenderla, cuidarla y respetarla. Deben estar atentos a eso y no someterla a ella y a su fertilidad a riesgos que después tendrán que lamentar.

Todo esto que les he contado tenemos que transmitirlo, tenemos que enseñarlo a toda nuestra población, todos y cada uno de nosotros. Debemos comprometernos verdaderamente en ayudar a los demás por todos los medios posibles. Hay que buscar la forma y la manera de decirlo. No se necesita ser médico para transmitir estos conocimientos, eso es lo de menos. Cada uno lo puede hacer a su manera. Lo importante es anunciar la verdad de todas estas cosas. Claro que es más fácil tomar una píldora o ponerse un dispositivo que llevar el método de la ovulación Billings. También es más fácil robar, engañar, golpear, que ponerse a trabajar. Y hay que enseñar estas alternativas naturales, porque al final el paciente te dice: “Bueno doctor, todo eso que me ha dicho es muy hermoso, pero a mí ¿quién va a ayudarme? Estamos en un grave problema, no tenemos trabajo, no hay dinero, tengo muchos hijos, algunos enferman, no tenemos una casa digna, no podemos mandar a nuestros hijos a la escuela ¿qué hacemos?” Tenemos que mostrar a nuestra gente las ventajas de esas alternativas naturales para espaciar los nacimientos, como es el método Billings.

Para acabar, quisiera que reflexionemos sobre lo que dice este salmo: “Tú, Señor, estás cerca y todos tus mandamientos son verdaderos. Desde hace mucho tiempo conozco tus mandatos, establecidos por ti eternamente” (Salmo 119:151-152).

El Dr. Carlos Yeoman es ginecólogo y tiene muchos años de experiencia, tanto en instituciones de salud pública como en la medicina privada. Es Presidente de la Delegación Provida de Obregón, Sonora, México. Es padre de cuatro hijas e instructor del método Billings de planificación natural de la familia. Este artículo formó parte de la conferencia que el Dr. Yeomans pronunció en el Primer Congreso Internacional para la Vida y la Familia, celebrado en Santo Domingo, República Dominicana, del 4 al 7 de marzo de 1993 y organizado por Pro Vida Dominicana y Vida Humana Internacional.

http://www.provida.es/valencia/enciclopedia/47.htm

By: Dr. Carlos Yeomans, January 12, 2013 (Contraception)